Goles: 1 Cangiani; 1 Guerín
El día tan esperado había llegado, un día hermoso para jugar al fútbol, un clima templado en el aire y tenso en los jugadores de ambos equipos. Un partido que en los papeles decía que Pasaje Varas tenía todas las de ganar, aunque los jugadores de Pomarola estaban decididos a dejar la vida y romper con estos dichos.
El árbitro pitó el comienzo del encuentro y la pelota comenzó a rodar. Desde un principio se vio la gran táctica empleada de Pomarola, excelentemente parado detrás de la línea de la pelota cuando el rival la tenía, lo que los obligaba a tirar pelotazos rechazados constantemente por los 2 centrales. Pomarola con Gónzalez y Cangiani inquietaba al rival con tiros al arco y jugadas rápidas. Las llegadas claras no se sucedían, aunque González había tenido un gran disparo que el arquero rival despejó al corner. De ese corner, muy bien pateado por González, le queda un rebote a Cangiani en la línea y este le pega con alma y vida a centímetros del arco, generando una explosión en el equipo albigris, 1-0. El rival comenzaba a desesperarse al no poder entrar, y por medio de pelotazos consiguió una falta cerca del arco y de ese tiro libre vino el empate, 1-1. El final del primer tiempo pasó sin grandes sobresaltos. El partido era trabado y chivo, con piernas mal puestas por momentos y encontronazos duros.
El segundo tiempo fue un calco del primero, aunque aquí, las chances de Pomarola eran más claras a pesar de ser pocas, y el rival solo podía tirar de afuera, pero un muy atento Constantin embolsaba todos los balones con gran criterio. Cuando menos se esperaba, en un lateral, Cangiani peina la pelota y Guerín la engancha de volea, clavándola en la famosa ratonera del arco, GOLAZO, 2-1. El grito de gol fue parecido a un grito de guerra, los jugadores estaban emocionados y concentrados como nunca, la defensa era una muralla, el mediocampo también y el 9 aguantaba TODAS las que tenía. Pasaban los minutos y el arquero rival se adelantaba hasta la mitad de la cancha intentando generar pelotazos peligrosos, ya que de otra manera no podían entrar, pero no lo lograban ni así. De repente, en una jugada con el rival lanzado en ataque, el 9 de Pasaje Varas remata sin espacio, la pelota pega en el travesaño causando un infarto en todos los jugadores albigrises y en su hinchada, la pelota va hacia otro delantero rival quién vuelve a rematar y Crosignani la despeja en la línea. Fue una jugada que paró todos los corazones, pero volvieron a latir cuando inmediatamente después, el juez le puso fin al encuentro.
El técnico, la hinchada y los jugadores concidieron en que fue el mejor partido que jugaron en largo tiempo. La concentración de los 8 en cancha era terrible, al igual que la precisión y la marca. La felicidad irradia en la institución pero todos tienen claro que falta todavía el partido de vuelta, el cual seguramente será igual o más tenso que este. No hay que aflojar, el sueño sigue vigente. ULTIMA PARADA, LA GLORIA.